domingo, enero 21, 2007

Taxista ful y educación

Taxista ful y educación


La vida de los coprotagonistas transcurre fuera de las instituciones.De hecho se situan enfrentados con algunos de los dispositivos institucionales existentes, sean tangibles o intangibles. Aunque José y Mar se confederan para apoyarse en su huída y deserción de la ciudadanía, no se confunden. Además dela diferencia de edad, ambos vienen de sistemas educativos muy distintos.La diferencia generacional se ahonda con la especificidad biográfico currilar de cada uno.
José se queda en los estudios primários básicos y se ofrece en el mercado de trabajo. Como para la gran mayoría de su generación los estudios no tienen otra finalidad que el no ser analfabeto. Y, además, deben ser interrumpidos por los requisitos de la penúria.
Mar pertenece a una generación para la que pasar a la universidad es casi rutinario, inercial. Pertenece a esa generación “peter pan” que no encuentra el momento de la madurez ni aún después de los 25 años.
José adquirió su educación en la escuela como recinto de la disciplina; y Mar en un sistema curricular que pone la vida en trayectoria. Cuando se encuentran ambos ya están fuera de la escuela, se encuentran en las aulas de la existencia, en la escuela de la vida. Sin embargo, a José le sigue persiguiendo el castigo, es como si no hubiera salido del cuadrilatero de su sistema educativo de referencia; Mar se desenvuelve en el curriculum abierto, como quien va eligiendo créditos, se vuelca en contenidos de duración limitada.
Su encuentro produce un curriculum oculto, un curriculum de experimentación biográfica, de confrontaciones y de cosas esquivadas. Durante un tiempo comparten el aprendizaje con latidos y la apreensión de lo que palpita, un aprendizaje que transforma a José: desaprende aquellos supuestos que lo tenían sujeto en la frustración y a su propia infravaloración.
Supuestos que se resumen en lo contrario del cuadro de E. Munch “el grito”,la idea de que el movimiento de los labios ha de ser vocalización y corresponderse con lo que se dice y se hace. También se puede desdisciplinar a la boca y que sus gestos no sean el grafismo de lo que dices ni los indicios de lo que haces.
Ser amenaza anonima.
Al final, José, abandona la prisión de la pedagogía acomplejante. Porque no está claro que saber lo que otros, comunicarse o entenderse con los demás vaya a hacer su vida mejor.

A.M.M.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué texto tan emocionante: Taxista y educación.

Quisiera proseguirlo indagando más en el encuentro de José y Marc.

Educado en la pedagogía del sujeto, para José "la sociedad" está ahí, se refiere a ella desde el primer momento, la ve, la padece, es el escenario de su reconocimiento, de su realización (su trabajo, su vida, su familia,). Pero como proletario eso significa: el escenario de su frustración, de su falta de reconocimiento, de su alienación.

Para Marc, educado en la pedagogía de los créditos, eso que llaman la sociedad no es más que un espacio de trayectorias, más o menos variable o controlado.

Como tan bien señalas, José vive con Marc un encuentro liberador. Le permite abandonar el escenario, el "cuadrilátero" donde ha sido educado, y cambiarlo por... una trayectoria. El final de la película es el inicio de una deriva: la de José.

¿Pero que pasa con Marc? ¿Qué saca de un encuentro que, no lo olvidemos, ha sido provocado por él? ¿Qué sale a buscar en José?

Creo que José le ofrece la posibilidad de "tocar" eso que llaman "la sociedad", de encararse a ella, de asomarse a la experiencia de ser un sujeto.

Igual que sus compañeros de generación y pedagogía, Marc está encerrado en "su vida", "sus trayectos". Como espacio de trayectorias la realidad es una cárcel invisible, intocable (Mátrix). Si puede criticar a "la sociedad", enfrentársela, es porque produce a tipos como José. No por producir a alguien como él mismo. Desde “sí mismo”, desde su propia vida, ese enfrentamiento no es posible –y de hecho no tiene lugar-: la propia realidad lo esquiva.

Bien mirado, en Marc hay poco de "él mismo", poco de "sí mismo". Como sujeto expresaría la inmadurez impuesta por el modelo social (trayectorias) y reproducida por el sistema educativo. No tiene trabajo, familia, hijos, etc.

El encuentro con José le permite acercarse ahí, a ese lugar borroso. Pero no lo hace ni para rechazarlo (no es Peter Pan) ni para identificarse con él (no busca un padre). Sino para entrar en relación: cruzarse con él, atravesarlo, manejarse con esa realidad. Creo que también para él hay en eso una experiencia liberadora.

(Como ejemplo de lo contrario, el otro día la Universidad Pirata publicó, creo que en este mismo blog, un icono de la familia burguesa, tipo anuncio de compañía de seguros, con un comentario de Artaud sobre la familia como institución social de reproducción biológica. ¡Pero Dios mío! ¡Ahí si que hay una relación fantasmagórica, mitológica, en cierto modo adolescente, con la institución familiar! Relación asumida por la burguesía, las compañías de seguros y... espero que no por Artaud y la Universidad Pirata -la ambigüedad del mensaje me llenó de inquietud).

Marc sale al encuentro del sujeto real: José, su hijo, su trabajo, la vida, "la sociedad". Si se me entiende bien la expresión, lo encuentra porque "lo quiere".

¿No será entonces el fruto de ese encuentro, de esa experimentación, un territorio común para ambos, una figura compartida, algo así como un "sujeto descentrado" o una "trayectoria gravitada"? ¿Es eso lo que produce su amistad, lo que devienen, el acontecimeinto del Taxista Ful? ¿No es por eso que también nosotros estamos ahí?

(Cada vez me siento más cerca de Zizek. Creo que había que enviarle la película)