martes, mayo 24, 2011

¡Que se vayan todos! Construyamos nuestro mundo.



La frase “Esto es lo que hay” era la consigna capitalista que desde hace años marcaba sobre nuestros cuerpos el triunfo del neoliberalismo. En los hospitales, en las escuelas, en las fábricas… ante cualquier reivindicación la respuesta siempre era la misma: “Esto es lo que hay”. Es decir, callar, obedecer, bajar la cabeza… porque lo que viene seguro que es peor. La sensación de impotencia generalizada se nos iba metiendo dentro como un gusano que nos comía hasta las mismas ganas de vivir. ¿Para qué luchar? ¿Contra qué? ¿Qué hago yo solo?

Mientras poco a poco crecía el malestar. La indignación y la rabia por ver día a día como nuestras vidas eran trituradas, convertidas en un kleenex de usar y tirar. Mientras el mundo árabe se encendía. Y de pronto lo que parecía imposible ha sucedido. Mi malestar es también el tuyo, y el tuyo… la politización del malestar fuera de los códigos tradicionales ha permitido atravesar el impasse en el que estábamos metidos. La maravillosa frase “Democracia real ya” ha sido un buen iniciador de la rebelión. Es solo un grito, y un grito no hay que explicarlo. Un grito de asco contra este mundo, y a la vez, un grito lleno de vida que tapa la boca a todos los políticos, que interrumpe su monólogo, que les hunde como farsantes.

Al tomar las plazas en un delirio colectivo que rompía el sentido común – el sentido común como el Pepito Grillo de la conciencia seguía diciéndonos ¿para qué? – es la calle quien habla. Nosotros. Entonces vemos que no nos hacen falta banderas para identificarnos. Somos sencillamente los que decimos Basta ya. Queremos vivir. Y sabemos que el querer vivir no es mío sino que lo comparto en la sonrisa cómplice del que tropieza conmigo en una plaza a rebosar, en la alegría de estar juntas. ¿Qué es la Puerta del Sol? ¿Qué es la Plaza Catalunya? ¿Qué son tantas y tantas plazas abiertas? Un espacio del anonimato, un agujero negro. La autoorganización de la fuerza colectiva. La invención concreta y práctica de otro mundo. De otro modo de vivir, de pensar, y de amar. Esto es lo que da más miedo al poder ya que no puede controlarlo. Esa fuerza de resistencia y creativa que se expresa en las numerosas frases inventadas, en los corrillos de discusión, en asambleas multitudinarias, en las cocinas, en cada rincón. Aunque introduzcan policías para detenernos cuando les convenga. O periodistas para preguntarnos ¿qué queréis? ¿quiénes son vuestros portavoces? O expertos y tertulianos, pensadores baratos de estar por casa, pagados para desactivar cualquier fuerza colectiva que pueda nacer. No. Nunca sabrán quienes somos. Por eso tiemblan. Ellos. Ellos, los mismos que nos han declarados ilegales a quienes hemos tomado las plazas. No van a saber quienes somos pero tampoco van a saber qué queremos. Nosotros no tenemos que dar alternativas. Y esto no es prueba de debilidad sino de verdadera fuerza. Las alternativas son siempre trampas porque se dan dentro de lo que hay, y en cambio, nosotros rechazamos lo que hay. Lo que queremos es lo que ya hacemos. Lo que queremos es que el mundo que ya hemos abierto en cada plaza se propague como un viento de libertad. En las plazas tomadas las palabras vuelven a tener su auténtico significado: dignidad, rebelión, nosotros… y entonces el Estado de los Partidos se nos muestra como una cáscara vacía completamente deslegitimada.

Muchos nos preguntamos ahora cómo seguir. En realidad es fácil porque con la plaza tomada todo se hace muy simple. Tenemos que proseguir este vaciamiento de las instituciones que organizan la sumisión y explotación de nuestras vidas. Tenemos que defender nuestras consignas “Nadie nos representa”, “No somos mercancías”… hasta el final porque en ello nos va la vida que hemos conquistado estos días. Dejemos que este poder destituyente que hay en nosotros actúe como la lluvia incesante que empapa la tierra. Pero seamos astutos. Sabemos que la lucha será larga y que encerrarnos en una burbuja significaría el fin del movimiento. Construyamos una estrategia de objetivos a partir de todos los debates habidos que nos permita articular mejor el grito de rabia que somos, que nos permita sostener la palabra que ya hemos tomado. No olvidemos, sin embargo, que una estrategia de objetivos no se negocia sino que se impone por la fuerza de su radical simplicidad y mediante la acción directa. Para ello las plazas tienen que desbordarse y hacerse contrapoder. Se acostumbra a decir que se hace camino al andar. No es verdad. El camino se hace huyendo del camino. Recordemos siempre que lo que nos define es la oscura potencia de la vida y lo que nos une es la fuerza del anonimato.

Santiago López Petit

www.espaienblanc.net

El hijo de un amigo de una amiga de mi amiga



Descripción del hijo de un amigo de una amiga. Lo transcribo así porque esta red de mensajes es una de las características de estos nuevos movimientos. La prensa "profesional" no tiene tan buenos periodistas como los ciudadanos que escriben lo que ven. Atentos al texto, que es una delicia
Varias personas me habíais pedido que os escribiera contando lo que estamos viviendo, os lo mando a vosotros que estando fuera no podéis compartir esto conmigo pero que, sin duda, si estuviérais lo estaríais haciendo. Os quiero, mañana no será otro día:

Pues, como estas viendo desde la distancia, parece que por aquí, POR FÍN, hemos despertado. Rectifico, porque despiertos estábamos ya muchos... pero siempre por separado, o por lo menos sin encontrar un elemento de unión, un contexto en el que compartir nuestras frustraciones, nuestra indignación y nuestras ganas de posicionarnos.

Ahora ya ha empezado y estamos en ese momento mágico en que la avalancha cada vez se hace más y más grande. A día de hoy somos invencibles, sin un objetivo claro, sin ninguna estrategia establecida, pero con la moral más alta que nunca y con la sensación que ocurra lo que ocurra ya hemos hecho historia. Si hay un verbo que defina todo lo que está pasando desde entonces, desde mi punto de vista este es,sin duda, escuchar. Hemos abierto las bocas para opinar, pero sobre todo, hemos abierto los oídos para escuchar lo que el otro tiene que decir. Corros y corros de personas en la que el turno y la palabra van cambiando, de uno a otro, mientras el resto permenece callado, a la espera de poder aportar su parte. El ayer ya no puede ser como el mañana.

Todo empieza el domingo, con una mani que pintaba bien (después de años y años de letargo, de manifestaciones poco convincentes, sin fuerza, sin sinergia) y que salió mejor. En Madrid unas 20000 personas, con una juventud muy animada pero también gentes de otras edades. No era el clásico paseo, pero tampoco nadie esperaba lo que ha desencadenado.

Termina la mani, se intenta cortar gran vía y los violentos de siempre entran con todo: cargas, cristales, contenedores ardiendo,... 24 detenidos. Un grupito de gente decide regresar a sol, porque ya está bien, porque además de pagar la crisis que ellos han creado tenemos que recibir sus palos. Y nace una asamblea, la primera asamblea de tantas que vendrán, que entre palabras de unos y de otros dura toda la madrugada. Estos valientes anónimos deciden que se quedan y hacen un llamamiento a la ciudadanía para que se les acompañe, para que compartamos con ellos su indignación.

Ya sabemos que los miedos y la rabia son factores ampliamente motivadores cuando somos nosotros quienes los controlamos. Y ahí se desata todo.

Lunes por la tarde, unas 600 personas participan en una asamblea en pleno sol. ¿Qué estamos haciendo?¿Para qué?¿Como avanzar?¿Hacia donde?¿Quienes somos?... tras 6 horas no se llega a resolver ninguna de estas cuestiones, pero se ha hecho algo mucho más importante, diferentes individuos, algunos casi contrapuestos, han comprobado que tienen un frente común, su indignación hacia un sistema que hace tiempo ha dado la espalda a las personas, hacia un circo que ahora, en tiempos de elecciones, es todavía más evidente y vomitivo.

Cinco de la madrugada, la policía entra en escena y desaloja de la puerta del Sol a las 200 personas que, tras la asamblea, se habían quedado durmiendo al raso a la espera no se sabe muy bien de qué, tal vez, de que el movimiento cogiera forma. Se efectua el desalojo, que viene acompañado de una nueva convocatoria para las 20:00 horas, y ya estamos a martes.

La cosa estalla. Sol abarrotado, proclamas continuas apuntando a nuestros políticos y a los que realmente nos manejan y por nadie han sido elegidos, banqueros y empresarios. Gentes de todas las edades, todas las indumentarias y clases sociales, parados, currantes, jubilados y estudiantes, migrantes y nativos. Tras un tiempo gritando (“no nos representas””vuestra crisis no la pagamos””lo llaman democracia y no lo es”…”) aparecen unos altavoces. Ssssssssssssssss silencio. “Somos muchos, estamos desbordados. Sólo una pregunta: ¿nos queremos quedar hoy aquí?”. Y a partir de ahí, comenzamos el trabajo. Primeras comisiones, cuerdas de unas a otras farolas, cartones por todos lados que se van esparciendo por el suelo de la plaza, el agua para allá, la comida para acá,… emoción en los rostros de la que se está liando, demostración insitu de la fuerza transformadora que tenemos cuando estamos convencidos. No hay duda, de aquí no nos echan.


Miércoles, radios, televisiones, periódicos, políticos, todos hablan de lo mismo, tratando de catalogar y encasillar un movimiento tan heterogeneo y espontaneo que no cabe en sus esquemas cuadriculados. Las convocatorias ya no circulan sólo por internet, ya son los propios medios quienes anuncian nuestros movimientos. 20:00 horas, nueva concentración y los de arriba, que todavía no se han enterado de que va esto nos echan otra mano: declaran esta ilegal. Internet vuelve a hervir: todos a la calle.

Llegan las ocho y a pesar de la intimidación policial, a pesar de los piquetes informativos en cada uno de los accesos por parte de los cuerpos de seguridad del estado, que informaban que la convocatoria no estaba autorizada y que estábamos participando en un hecho delictivo por lo que podíamos ser detenidos, Sol, si el día anterior estallaba, el miércoles reventaba. Mejores proclamas, impresionantes mensajes escritos por todos lados, en cartones, telas y paredes “no somos antisistema, es el sistema el que es antinosotros… y ya no saben ni como prohibirnos””detrás de un corrupto, hay seis tertulianos””cómo no nos dejais soñar, no os dejaremos dormir””pienso luego molesto, deseo luego existo”. Y de nuevo la misma liturgia, cánticos constantes, sentadas, corros y a organizar todo este precioso caos de alguna manera. Y nos siguen en otros muchos lados: en Barcelona el martes eran 200 y hoy miércoles son 2000, en Granada, Valencia, Bilbao, Coruña, Gijon,… en las embajadas españolas de Amsterdam, Londres, Berlin, Roma,… Bogota!!! Y a las gentes exultantes les da por gritar “que bonito es todo esto”, por hacer performances, por aplaudir cuando marcha la policía. Y la ciudadanía de Madrid continúa volcada, hacen falta neveras que de tanta comida no nos la podemos comer y se va a poner mala, y comienza a llover pero no importa, y ya jarrea pero continúan las asambleas, los juegos de cartas, las conversaciones, las consignas proclamadas. Y en la parada de metro de sol ya no se ve el cartel con su nombre, lo sustituye otro en el que se lee “plaza de la revolución”. Revolución. Y ya estamos hablando de palabras mayores, pero sentimos que no estamos tan desatinados cuando esta sale de nuestar boca y es imposible no creer que, cómo ya he dicho antes, esta vez sí, estamos haciendo historia.

A traer crema bronceadora que tenemos sol para rato.